Los niños y la caza

El mundo informativo en general no suele dar noticias agradables sobre la caza y los cazadores. Cada vez que la caza aparece en un medio generalista de información es para agredirla y dejarla en mal lugar; el último ejemplo ha sido una información periodística recogida en el Diario SUR de Málaga acerca de que los cazadores eran los causantes de un incendio en Estepona, información que, además de absurda, era inconsistente periodísticamente hablando y decía muy poco a favor del lumbreras que la firmaba.

 Allí murió esa información, en las mismas páginas del diario, y nunca más se supo de los cazadores y del incendio. Pero la agresión y el daño se consumaron. Sin embargo, fue satisfacción lo que me produjo leer la noticia de la que se hacía eco el Diario de Mallorca en su página de ayer: “Los niños de 8 años podrán practicar la caza sin armas y junto a un adulto”. Hablaba la noticia de la iniciativa legislativa del Consell de Mallorca para modificar la Ley de Caza de Baleares en este sentido. Y que quieren que les diga pues que esta decisión me pareció muy lógica, acertada y valiente. Lógica porque supone refrendar legalmente una práctica habitual en el mundo de la caza; acertada porque esta medida daría cobertura legal a un uso o costumbre social otorgando la necesaria seguridad jurídica al administrado; y valiente porque, con la estupidez que rodea a nuestra clase política y periodística en general y la actitud borreguil de nuestra actual sociedad, hace falta esta muy convencido y seguro de sí mismo para regular legalmente la práctica de la caza por parte de niños de 8 años. Plantear en el actual debate político el binomio caza y niños es una actitud muy valiente para un político. Como era de esperar, la falsa “progresía de lo políticamente correcto”, en forma de partido de la oposición, apeló a la necesidad de estudios y bla, bla, bla … para analizar como puede repercutir esta práctica en los niños (¡¡¡??). Es lamentable leer comentarios de este tipo cuando, es práctica habitual desde hace muchísimos años, que los hijos e hijas de cazadores acompañen a estos en las jornadas de caza; ¿dónde vive este político?¿a quién representa? Y además ¿quién se cree para decirme que es bueno o malo para mi hijo? Al igual que cuando acudo al cine, al teatro o al fútbol, mi hijo también me acompaña cuando salgo a caza, fundamentalmente por dos razones: porque soy su padre y porque me da la gana. Los días de caza se levanta muy temprano, se viste, asea y me ayuda a preparar la mochila. Luego al coche y al campo. En el campo disfruta con su padre y los perros, me advierte de cualquier conejo, liebre, perdiz … que haya visto y me pide que apriete el paso, que se escapan … Ayuda a recoger la caza abatida y siempre está pendiente de los perros, de que beban agua y de que no se despisten, con su padre disfruta del campo, corre, ríe … y, sobre todo, pregunta, exige explicaciones y se interesa por “todo lo que se menea a su alrededor”. Esto es lo que hace mi hijo cuando me acompaña de caza y lo que hacen los hijos de todos los cazadores cuando salen con sus padres al campo a cazar: aprender y entender el mundo natural que le rodea. Enhorabuena a esos políticos baleares por aplicar el sentido común. Y gracias por entender a los cazadores.



Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros, para analizar nuestros servicios y mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias, en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Puede configurar, aceptar y rechazar la utilización de cookies u obtener más información AQUÍ.