El Silvestrismo, acosado

El silvestrismo es una actividad tradicional e incruenta que consiste en la captura en vivo de aves fringílidas para su mantenimiento en cautividad con fines de adiestramiento para el canto. Esta captura y adiestramiento de pájaros cantores debe incluirse en la modalidad de caza científica, pues eso es en pureza el silvestrismo. No tengo ninguna duda que practicar el silvestrismo es amar intensamente a los pájaros y que adiestrarlos para el cante requiere mucha paciencia, como cualquier otro arte de amaestramiento de especies.

Legal.- Para practicar el silvestrismo en España es de aplicación al derecho lo que cita la Ley 42/2007 de P.N. y Biodiversidad que permite la caza de estas aves, de acuerdo con el literal de los artículos: 58.1.e “Para permitir, en condiciones estrictamente controladas y mediante métodos selectivos la captura, retención o cualquier otra explotación prudente de determinadas especies no incluidas en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial, en pequeñas cantidades y con las limitaciones precisas para garantizar su conservación.” y  58. 2, “En el caso de autorizaciones excepcionales en las que concurran las circunstancias contempladas en el apartado e), la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad establecerá los mecanismos necesarios para garantizar, basándose en datos científicos rigurosos, que el nivel máximo nacional de capturas, para cada especie, se ajusta al concepto de `pequeñas cantidades´”. Que es lo traspuesto y autorizado por el artículo 9 b) y c) de la Directiva 2009/147/CEE, de 30 de noviembre, relativa a la conservación de las aves silvestres. 
 
Si quieren nuestros gobernantes, simplemente con marcar cuantitativamente el número concreto de capturas que responde al concepto de “pequeñas cantidades” y repartiendo esa cantidad proporcionalmente a las autorizaciones históricas por autonomías, el asunto está resuelto legalmente. Si por parte de los silvestristas continuamos intentando la cría en cautividad y ofrecemos nuestras habilidades para anillar, -por los mejor perfilados para este fin científico-, podemos aportar una cantidad muy importante de datos sobre estas especies fringílidas, cuyos recuentos poblacionales no ofrecen actualmente ningún motivo de alarma. Este hecho estimo que las asociaciones ecologistas que aman a los pájaros y tienen entre sus objetivos y proyectos anillar el mayor número posible, como es el caso de la SEO/BirdLife, debería ofrecerse como avaladora.  Ya sabe lo fructífero que fue el proyecto de anillamientos de codorniz (2002-2011), con provecho para la propia especie principalmente, así como para la federación (FEDENCA) y para la SEO/BirdLife, que ahora dispone de decenas de miles de datos sobre la codorniz que nunca hubiera obtenido sin la aportación de los cazadores-anilladores. Repetir la acción con los silvestristas es tener garantizados miles de anillamientos y todos los datos que se explotan tras una acción de esta índole de caza científica. Denunciar la actividad silvestrista es ir contra la ciencia y la racionalidad.  
 
 
Antecedentes. 
El silvestrismo tiene referencias desde la Edad Media, aunque durante siglos se compaginaba la práctica de capturar pájaros cantores -que es de lo único que entiende el silvestrismo actual-, con la de cazar pajaritos para comer, que ya no se practica, excepto por algún furtivo de manera residual. La primera Ley de la que tengo referencia de protección de pájaros es la Ley de 19 de septiembre de 1896 que prohibía “cazar pájaros de menor tamaño que los tordos de torre y transportar más de dos pájaros sin la autorización escrita del alcalde”, porque se cazaban para matarlos y consideraba a todos los pájaros insectívoros y por tanto, benefactores de la labranza. En ayuntamientos y escuelas era obligado poner leyendas que recordaran la prohibición de su caza y a los niños se les recomendaba que no los maltrataran ni cogieran nidos y Dios los premiaría. La Ley de Caza de 1902, prohibió cazar los pájaros insectívoros en todo el tiempo, pero a partir del 1º de septiembre permitió la caza de pájaros, entre ellos todos los cantores, fringílidos y embericidas porque a partir de esa fecha ya no crían pollos y no necesitan capturar insectos para alimentarlos y así beneficiar a la agricultura. La Ley de Caza de 1970 prohíbe cazar pájaros “con métodos que causen su muerte”, si los mismos no han sido declarados perjudiciales para la agricultura. Pero esa ley, madre de las actuales, no prohibió nunca cazarlos vivos para otros fines, como puede ser anillamiento y educación para el canto que, repito, es una caza científica.
 
Denuncias contra el silvestrismo desde la CE.
Desde hace varios años la CE viene interesándose por la situación del silvestrismo en Europa y después de haberlo hecho con Francia, Bélgica e Italia, que también lo practican y crían en cautividad, –aunque solo para belleza y no para seleccionar el canto– la Comisión Europea mandó a España  en julio de 2011 una solicitud EU-PILOT, que era una denuncia por nuestra aplicación de la Directiva 2009/147/CE, de aves, con respecto a la regulación del silvestrismo y se refería a la legislación de la caza en tres comunidades del levante español que afectaba a ello. Ese mismo mes de 2011, ante la denuncia de la CEE la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente (MAGRAMA), aprobó las “Directrices Técnicas para la adaptación de la extracción de fringílidos del medio natural al artículo 9 de la Directiva 2009/147/CE, de aves”.  
 
En esa normativa del MAGRAMA se considera que la alternativa a la extracción silvestre es la cría en cautividad, -aunque fuera en pequeñas cantidades y en condiciones estrictamente controladas en cuanto a selectividad de las capturas silvestres-, y que podría ser una solución satisfactoria. Y ante esto, los expertos de las federaciones autonómicas implicadas, liderados por el experto Francisco Piera, presidente de la Federación Catalana, hicieron ver al Ministerio que la posible cría en cautividad, de ser factible, tiene algunos inconvenientes graves, como son el de la previsible endogamia en las poblaciones cautivas y la contaminación genética por suelta o escape al campo de los futuros híbridos criados de las seis especies autorizadas, cinco en la península: Jilguero, Pardillo común, Verderón común, Verdecillo, y Pinzón vulgar, y otra, el Canario, autorizada solamente en Canarias.
 
Más de cuarenta mil silvestristas federados van a tener que someterse a las Directrices Técnicas. Sólo permitirán en el futuro capturar pájaros, si no resulta viable la cría en cautividad, en estos supuestos: para reponer reproductores y evitar endogamia en los planteles de cría y también capturar algunos de ellos para anillar pájaros, que es algo que contemplan sólo de paso las directrices, pero que a mí me parece una acción muy interesante para disponer de datos y conocimiento de esos pájaros y así apoyar al medio ambiente. Hay que tener en cuenta que en España no hay cultura de cría puesto que hasta 2012 estuvo prohibido capturar hembras. Los expertos silvestristas hablaban de la enorme dificultad de criar en cautividad algunos pájaros, especialmente el pinzón.  
 
 
Ante esa situación, las federaciones autonómicas donde se practica el silvestrismo propusieron a FEDENCA poner en marcha  en 2012 el estudio de viabilidad, que dirige la bióloga de la FAC, María Nuevo, “Cría en cautividad de diferentes especies de fringílidos en España” que sigue en vigor con los cientos de jaulas habilitadas para todas las especies y está avalado por las Universidades de Málaga, de Murcia y el Instituto Catalán de Ornitología (ICO). El problema es que no hay éxito en ninguno de las tres bases de cría e investigación: Andalucía, Cataluña y Murcia, a pesar de que el manejo se hace por verdaderos expertos y la supervisión científica por las dos universidades y el ICO. Únicamente se crió un pardillo el año 2012 en Los Borbollones (FAC) y este año en Murcia sobrevive una cría de verdecillo. Un verdadero superviviente por el que doy la enhorabuena a los excelentes silvestristas españoles.
 
Las capturas se han reducido de las 461.271, que se autorizaron en 2010, a las 312.845 que se han permitido este año 2014 y que se reducirán a 255.731 pájaros el próximo año de 2015. Ante este panorama, los silvestristas andaluces y de todos los rincones de España han expuesto su descontento con la presencia de más de 50.000 personas en Sevilla en una reciente manifestación multitudinaria organizada por la Federación Andaluza de Caza y la Mesa Andaluza en Defensa de la Caza y el Silvestrismo, en la que se apuntó el descontento de estos cazadores andaluces con la administración y con los que nos hemos solidarizado todos los cazadores españoles.
 
En el pasado mes de octubre, según notificaba Caza deportiva, se ha reunido la FAC con el PP andaluz y ha solicitado una revisión de las Directrices Técnicas del MAGRAMA, ya citadas, para evitar las interpretaciones sesgadas contra la actividad, que hace la administración andaluza ante la presión de los grupos ecologistas. A pesar de ello, parece ser que por una autorización excepcional de silvestrismo ha sido denunciado por su propia guardería el Director General de Medio Ambiente de Andalucía y me cuentan también que, recientemente, algún grupo ecologista ha denunciado al funcionario andaluz por los cupos del silvestrismo. ¡Vaya fijación de los grupos ecologistas contra una actividad incruenta, como decía al inicio. Ni que les fuera el salario en ello! 
 
Recientemente la Federación extremeña ha realizado una reunión de expertos con los especialistas extremeños para interesarse por la situación del silvestrismo. Parece que los ecologistas quieren ostentar ante la sociedad, la exclusividad del cariño a las aves. Pues va a ser muy difícil que los silvestristas lo pierdan.    


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