Adiestramiento… el principio de un futuro

Dentro de las diferentes fases por las que pasan nuestros perros de caza y con el ánimo de que estos consejos y opiniones, sin sentar cátedra, puedan servir para conseguir ese compañero que necesitamos, hablamos del "Adiestramiento". Un proceso complicado lleno de interpretaciones personales dispares e incluso contradictorias. Aunque en un principio legítimas y validas todas ellas. Una fase llena de innumerables condicionantes que influyen directamente en el resultado o, cuando menos, en los plazos. Por ello me limito a expresar, con total humildad, mi opinión y mis experiencias sin pretender influir en las de los demás.

Adiestrar o enseñar un perro de caza ha pasado de ser un proceso natural a algo que requiere una planificación y metodología. Es evidente que los tiempos han cambiado y que aquellos perros que acompañaban a nuestros padres y a sus caballerías durante todo el año a las labores agrícolas tenían infinidad de oportunidades para el aprendizaje, y, aunque lo realizaban de manera desordenada y falto de la obediencia y complicidad necesaria en un perro de caza, los resultados finales eran muy satisfactorios dado que el cachorro desarrollaba todas sus cualidades innatas en días y noches de caza junto a su progenitor o maestro, amén de contar con una envidiable preparación física. No era extraño que regresaran mucho después que su amo con alguna pieza en la boca.

El abandono del medio rural, los largos periodos de veda, la facilidad para identificar a los perros con la consecuente responsabilidad del propietario, el riesgo de sustracción o simplemente la concienciación, auspiciada por las sociedades de cazadores, que el cazador ha experimentado sobre la necesidad del cumplimiento riguroso de los periodos de veda, han modificado sustancialmente el proceso de aprendizaje y adiestramiento de nuestros perros de caza, y si en ese pasado relativamente reciente, el perro aprendía más por si solo que por lo que nosotros éramos capaces de transmitirle, hoy, con otros tiempos, las pautas han de ser diferentes. Frases como… “sacándolo al campo cualquier perro sirve” no tienen hoy posibilidad de ser ciertas.

Si en mi anterior comentario hablaba de la importancia de una elección y cría responsable, a continuación me atrevo a hablaros de una serie de cuestiones y consejos sobre esta otra fase de igual o mayor importancia.

  • Acomodar las fechas de cría a los periodos hábiles de caza podría ser el primer paso para un adiestramiento efectivo. No es lo mismo un cachorro nacido en los meses de diciembre, enero o febrero, que aquel que nace en junio o julio. El primero podrá encarar su primera temporada de caza con una edad muy receptiva, donde quedaran patentes y prácticamente afianzadas sus cualidades. El segundo, por el contrario, afrontara la temporada con una edad inapropiada y quedara, como se dice en el argot, “a medio hacer”, planteándonos dudas sobre la conveniencia o no de su descarte sin haberle dado el tiempo imprescindible. ¿Cuántos cachorros hemos traspasado a compañeros o amigos y al año siguiente, al verlos, nos hemos arrepentido?
  • Conocer las características de la línea o sangre de donde proviene (rasgos de su carácter, precocidad, comportamiento, etc.) es un instrumento aconsejable para iniciar el adiestramiento del cachorro. Con estos datos podremos evaluar su aprendizaje en función de los comportamientos de sus parientes, además de los suyos propios. Es evidente que hay cachorros precoces y otros más tardíos, más serios o más juguetones, con mayor o menor dependencia… y que todos ellos pueden llegar, a su ritmo, a ser buenos perros de caza.
 
 
  • La utilización de picaderos debe ser solo una opción de evaluación de las aptitudes más elementales e incipientes y no un mecanismo de adiestramiento, por tanto que entraña una acción artificial que poco tiene que ver con las exigencias de la caza real. Menos aún, debe ser utilizado como instrumento decisorio sobre la futura valía o no del cachorro.
  • El adiestramiento de un perro de caza, como el de otros muchos perros y animales, es un periodo compuesto de sus correspondientes plazos: pretender acortarlo o desconocerlo es una irresponsabilidad que nos llevará al fracaso. A través de las redes sociales, los cazadores, realizamos continuas exposiciones de las virtudes de nuestros cachorros, sobre todo de la precocidad de los mismos, promoviendo, incluso directamente, la permanente comparación entre unos y otros. Esto nos lleva a una desafortunada carrera por realizar cada vez más rápido el proceso de adiestramiento, sin tener en cuenta que cada cachorro tiene su propio y particular proceso en función de quien sea su dueño, cual sea su cazadero, la abundancia de piezas o que otros perros le sirven de maestros. Adiestramiento de un perro de muestra
  • A mi entender, la educación y la obediencia son aspectos prioritarios en el aprendizaje de un cachorro, por delante en el tiempo, de lo que llamamos “picarlo en la caza”. Son muchos los perros que a consecuencia de darles rienda suelta para que se ceben con la caza con
  •  la mayor precocidad, se vuelven incorregibles y descontrolados, llegando en ocasiones a tener que ser descartados. Entiendo por tanto que al cachorro hay que enseñarle a obedecer desde el primer momento, ya que una vez que adquiera un mal vicio nos costara mucho esfuerzo y castigo corregirlo.
  • En contra de las opiniones que mantienen que un cachorro ha de aprender a cazar solo, creo, que para aprender no hay mejor cosa que un buen maestro, los animales salvajes enseñan a sus crías a cazar y ésta copian los comportamientos del adulto, por ello entiendo que un cachorro aprende mejor junto a un perro adulto que reúna las cualidades y comportamientos que queremos transmitir a ese cachorro. No comparto que el aprendizaje junto a un adulto merme la iniciativa propia, pues ésta ira despertando conforme el cachorro sea capaz de hacer lo que ve en su maestro.Adiestramiento de un perro de muestra
  • Igualmente, soy partidario del uso de los collares de impulsos como una herramienta más en el proceso de educación y adiestramiento del cachorro. Como ya he dicho, es innegable que el perro de caza tiene una finalidad y un servicio que prestar, cualquier instrumento que nos permita conseguirlo servirá para reducir el número de fracasos. La utilización de éstos medios bajo las estrictas instrucciones de manejo recomendadas por el fabricante, ha servido para que muchos perros de caza, que de otro modo hubiese sido casi imposible adiestrar, hoy estén a la cabeza en compe
    ticiones oficiales, tal y como aseveran muchos adiestradores profesionales.

Por otro lado la legislación en materia de caza nos obliga a un estricto control del perro de caza y nos hace responsables civiles de los daños que pudieran producir, es evidente por tanto que el collar de impulsos es un instrumento de seguridad para el propio perro y su dueño en ese periodo de educación y adiestramiento.

Para concluir quiero dejar claro que la finalidad de todo cazador es conseguir que sus perros de caza sean sus futuros compañeros. De ahí la importancia de una elección, cría y adiestramiento responsables. Pero también es imprescindible para conseguir este objetivo, que la administración y la sociedad en general entiendan que un perro de caza necesita de un trato específico acorde con sus funciones.



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