¡Será peor el remedio que la enfermedad!

Esos que tratan al silvestrimos como una enfermedad que pone en riesgo la supervivencia de las aves fringílidas, esa banda de vividores salvadores del mundo y de la naturaleza, junto con unos políticos que poco o nada saben ella, quieren extirparla de raíz. Pues bien, sepan que, sin ninguna duda, será peor el remedio que la enfermedad.

Pongamos un ejemplo real para entenderlo: Una sociedad con sección o peña silvestristra funciona de la siguiente manera; sus silvestristas aportan una cuota -en este caso unos 30 euros- destinados principalmente al gasto administrativo por la increíble burocracia de esta modalidad y, como aportación al mantenimiento de la guardería del acotado, al que pertenecen. Digamos de paso que estos silvestristas solo capturan en los terrenos de su acotado. La guardería mantiene una estricta vigilancia del territorio durante todo el año, pues conoce perfectamente los lugares de captura (pasos, zonas querenciosas o bebederos), vigilancia en la que colaboran, por razones obvias, lo propios silvestristas. Prueba de ello son las denuncias cursadas por esta sociedad.

Llegado el periodo de capturas, el Presidente, un servidor, y el Delegado de la modalidad convocan una reunión donde se toman acuerdos internos para las capturas, por ejemplo, si los pájaros están muy pequeños, se retrasa alguna semana la fecha autorizada de comienzo de las capturas, así como otros que pudieran beneficiar a los pájaros. Se reparten las correspondientes autorizaciones a cada uno de los silvestristas junto con la Resolución de capturas, apercibiendo a todos ellos de las consecuencias del no cumplimiento de la misma. El Delegado va sellando y firmando las salidas de cada uno según se producen, de manera que tanto él como yo sabemos en todo momento que silvestrista esta capturando y en qué lugar. Información que se transmite diariamente al guarda para que aleatoriamente visite a los capturadores. La vigilancia del cumplimiento de las normas y los cupos es total; ahí están los expedientes sancionadores a todo aquel que las incumple. Después llega el concurso, la suelta, etc., etc. Pero sigamos.

¿Qué ocurrirá si se prohíbe la modalidad? Os cuento: Desaparecerá la sección o peña silvestrista de la sociedad y por lo tanto su aportación económica, también el gasto administrativo y de guardería -lo comido por lo servido-, desaparecerá por tanto la vigilancia de la guardería del acotado sobre esta actividad o disminuirá ostensiblemente, también la que ejercen los propios silvestristas. Esto no será un problema, pues como todos sabemos la vigilancia la realizaran perfectamente los Agentes Forestales y de Medio Ambiente con ese derroche de medios y personal que tienen y su exhaustivo conocimiento del acotado. Prueba de ello pueden ser las denuncias que hasta el momento han cursado en el coto… ¿Las hay? No tendremos que organizar concursos de canto, ni sueltas, ni sellar salidas, ni repartir anillas, ni rellenar formularios y partes de capturas, ni firmar tanto papel, ni….. ¡Jolín que descanso! Bueno, se pretende, por parte de los al principio citados vividores y políticos, sustituir las capturas en el medio natural por la cría en cautividad. ¡¡Que listos!! Otra actividad económica a regular como la de los perros y gatos para crear empresas.

Pero la pregunta es: ¿Se evitaran las capturas? La respuesta es cien veces NO. Se seguirá capturando indiscriminadamente sin que nadie ejerza una vigilancia efectiva sobre el terreno. Y si, abandonaran la actividad muchos silvestristas horados que han contribuido y contribuyen al mantenimiento de las poblaciones, otros se “echaran al monte”, pero irremediablemente aparecerá un mercado negro mucho más amplio y fuerte que el que ya existe y que no se persigue con la fuerza necesaria. Y en esta sociedad que he puesto de ejemplo, desaparecerá el compromiso de sus asociados para seguir capturando legalmente y el trabajo de conservación que todos hemos venido realizando durante tantos años para mantener nuestra población de fringílidas. Y si, desaparecerán esas cifras oficiales de capturas que tanto avergüenzan a los susodichos vividores y políticos ante los colegas europeos -no sé si les avergüenza de igual manera las cifras del paro- y subirán las cifras en B, pero claro… “ojos que no ven, europeo que no se entera”. Y si, aparecerán grandes titulares cuando, más por suerte que por otra cosa, se sorprenda a algún furtivo o se desarticule alguna red de tráfico de pajaritos, pero eso no podrá sustituir la vigilancia y el control que las sociedades y los propios silvestristas realizan permanentemente.

Yo no soy silvestrista, aún cuando siendo un niño el silvestrismo fue mi primer contacto con la “caza”, pero he vivido el cambio brutal que esta actividad ha experimentado en los casi 50 años que llevo conociéndola profundamente, y digo, que en la actualidad la practica regulada y honrada del silvestrismo es una garantía y no una enfermedad para la salud de las aves fringílidas. Lo demás, es demagogia y furtivismo.

Fuerza silvestristas.



Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros, para analizar nuestros servicios y mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias, en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Puede configurar, aceptar y rechazar la utilización de cookies u obtener más información AQUÍ.