La migración de zorzales en la Península Ibérica

En el último número de Caza Deportiva nos hacíamos eco de un estudio sobre zorzales, en el que participarán activamente las sociedades federadas andaluzas de caza, y que tiene como finalidad analizar la fenología migratoria de las distintas especies de este grupo de aves cazables. En la actualidad, cualquier reivindicación planteada ha de tener un aval científico que acredite la necesidad de que la administración asuma las peticiones formuladas, y en este sentido se ha plateado el estudio sobre la fenología de los zorzales en Andalucía.

Aprovechando esta circunstancia, nos parece acertado plasmar una visión general del estado de conocimiento que hasta la fecha se tiene sobre estas especies, para saber con más precisión de donde partimos. Para ello, en esta ocasión citaremos varios de los artículos científicos que en los últimos años han tratado sobre temas de migración de los zorzales en nuestro ámbito geográfico, así como una tesis doctoral específica sobre el tema.

Quizá haya que empezar aclarando los distintos nombres que reciben los zorzales según las zonas y los que a nivel científico se han establecido. En Andalucía existe una especie que está presente todo el año (zorzal charlo), dos que son invernantes (zorzal común y zorzal alirrojo)  y otra cuya presencia es ocasional y rara (zorzal real).  El zorzal charlo suele recibir los nombre de “guía” o “zorzal guía”, pero a veces se le llama erróneamente “zorzal real”,  cuando este último apenas penetra en Andalucía y centra su invernada mayoritaria en la mitad norte peninsular. Por tanto, como especies migratorias y abundantes en Andalucía solo tenemos al zorzal común y al alirrojo y sobre ellos comentaremos los aspectos hasta ahora investigados y publicados.

Por lo pronto, hay que decir que no todas las poblaciones de zorzales son migratorias, y las que lo son, no lo son en la misma medida. Existen además muchas evidencias de que estas especies no muestran una especial fidelidad a las zonas de invernada de unos años para otros, pudiendo cambiar de zona entre temporadas. También sabemos por lo publicado, y por nuestra propia experiencia en el campo,  que no todos los años se produce la migración en la misma medida. Efectivamente, se ha demostrado que la cronología de su paso depende de las temperaturas del aire en la zona de invernada, de los vientos de la ruta migratoria y de la precipitación existente en la época de migración. Igualmente se ha demostrado que las aves que tienen menos reserva de grasas son las que migran a más distancia, y estas reservas dependen cada año, como es natural, de la disponibilidad de alimento en las zonas de cría.

España recibe zorzales que proceden fundamentalmente de Escandinavia, Centroeuropa e Inglaterra, pero no todos se desplazan en la misma medida. De los procedentes de Inglaterra, por ejemplo,  se sabe que cuanto más al norte crían en la isla, más al sur se desplazan para invernar en España, por lo que la mayoría de los zorzales que nos llegan a Andalucía procedentes de las Islas Británicas provendrán del norte de Inglaterra. Esta regla parece cumplirse para toda la población Europea, pues los zorzales que terminan en el norte de áfrica (algunos llegan hasta Senegal), son efectivamente los que en época reproductora se localizan en las regiones más norteñas de toda Europa. Este hecho complica el estudio y cuantificación de la migración, pues muchos los ejemplares que pasan por nuestros cotos no se quedarán, ya que su destino final se sitúa en el Continente Africano.

Al estudiar series temporales amplias, se ha podido comprobar que existe una disminución significativa de la distancia que cada año recorren los zorzales hasta los sitios de invernada. Este hecho se ha relacionado en principio con el cambio climático, pero el origen de tal comportamiento pudiera estar interactuando con diversos factores.

Se ha analizado con detalle la fenología de los zorzales, y se sabe que la entrada de ejemplares en nuestra tierra se inicia a finales de agosto y dura hasta noviembre, con máximos en octubre. El paso de vuelta se inicia en marzo y puede durar hasta mayo llegando a quedarse algunos ejemplares a “veranear” en Andalucía. Todo ello dependerá de los factores ecológicos antes mencionados y la respuesta de las poblaciones a los mismos en función de que estos actúen en mayor o menor medida cada año. Esta circunstancia tiene una consecuencia muy importante a la hora de emprender cualquier trabajo sobre la fenología migratoria de la especie, y es que la visión que podamos tener una temporada concreta, no tiene que ser necesariamente representativa de lo que ocurra en otras venideras. Ello implica obtener una serie temporal de datos lo suficientemente amplia como para sacar tendencias medias y extraer conclusiones fidedignas aplicables a su gestión.

Bibliografía citada

Ashmole, M.J. (2008). The migration of European Trhrushes: a comparative study bases on ringing recoveries. Ibis: 104: 314-341.

Finlayson, J.C. y Cortés, J.E. (1987). The Birds of the Strait of Gibraltar. The Gibraltar Ornithological & Natural History Society, Gibraltar.

Santos, T. (1982). Migración e invernada de zorzales y mirlos (genero Turdus) en la Península Ibérica. Tesis doctoral. Universidad Complutense, Madrid.

Sinelschikova, A. Kosarev, V. Panov, I. y Baushev, A.N. (2007). The influence of wind conditions in Europe on the advance of timing of the spring-migration of the song thrush (Turdus philomelos) in the SE Baltic region. Int. J. Biometeorol. 51: 431-440.

Viser, M.EN. Perdeck, A. Cbalen, J.H. y Both, C. (2009). Climate change leads to decreasing bird migration distances. Global Change Biology, 15: 1859-1865.



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